Los sensores de monitoreo continuo de glucosa (CGM) ahora están disponibles sin receta por unos 50 $ y duran aproximadamente 15,5 días.
El dispositivo toma lecturas de glucosa cada 5 minutos y transmite datos cada 15 minutos a través de una app móvil.
La instalación del sensor es sencilla y apenas dolorosa, usando un aplicador de muelle que inserta la sonda bajo la piel.
Permite identificar el impacto real de los alimentos, revelando que incluso comidas supuestamente saludables pueden disparar la glucemia.
El ejercicio moderado, como una caminata rápida, reduce de forma significativa los niveles de glucosa en sangre.
La gamificación personal y el simple hecho de registrar los datos incentivan un mejor control glucémico.
La app no exporta datos directamente, pero en iOS se integra con Apple Health para exportar registros en XML y convertirlos en CSV.
Cada sensor se retira fácilmente al final de su vida útil, aunque deja residuos adhesivos que requieren limpieza.
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